SEÑOR DIRECTOR:

En Chile existen cerca de 760.000 hectáreas arables sin problemas de retención de agua, erosión, pedregosidad, entre otros. Una cifra bajísima, si nos comparamos con Argentina.

La escasez de tierras arables y la actual sequía que azota a distintas zonas del país hace que dependamos en gran medida de las importaciones para satisfacer casi el 50% de nuestra demanda de cultivos básicos como el maíz y el trigo.

A través de programas de mejoramiento genético vegetal asistido por biotecnología - públicos y privados-, podemos avanzar en la obtención de variedades de cultivos con mayor rendimiento y adaptados a la situación actual. Estas variedades nos permitirían en el futuro producir más en menos tierra, con menos insumos, reduciendo las pérdidas y desechos de alimentos, y garantizando el bienestar económico de los agricultores, sobre todo de los pequeños.

Es imperativo no limitarnos en herramientas y tecnologías que tenemos a disposición, y reconocer el rol crucial de la biotecnología para fortalecer la seguridad alimentaria.

Miguel Ángel Sánchez

Director ejecutivo en Chilebio